Una vegana en Escocia
Escocia: Loch Lomond y Edimburgo
Hay muchas cosas que no conocí de este lugar. Pero lo que sí he descubierto de él es que es un maravilloso e idílico paraíso natural que se extiende por miles de kilómetros al norte de Reino Unido. Si eres como yo, amante del frío, la lluvia, la humedad, la nieve y las hectáreas y hectáreas de bosques altos, entenderás a la perfección a lo que me refiero. Adoro esa humedad en el ambiente que da tanta vida a las plantas y me hace sentir que todo a mi alrededor está más vivo. Escocia es un lugar asombroso lleno de contrastes, que os voy a contar ahora mismo.
Mi recomendación antes de viajar
- Si viajas desde España tendrás que comprar un adaptador de corriente porque es probable que no te puedan proporcionar uno en el hotel. Yo compré el mio en las tiendas Fnac por 7 euros.
- Descárgate la App Happy Cow, que te ayudará a encontrar los sitios vegetarianos/veganos cerca de ti. Necesitarás WiFi.
- Si vas a viajar a Escocia en pleno invierno -como yo- ten en cuenta que Escocia es un lugar húmedo, de constantes lluvias y alta probabilidad de nieve, porque es muy muy frío. Lo primero que hice durante el planeamiento de mi viaje fue renovar toda mi ropa térmica. Piensa que es súper importante ir ligero, cómodo, seco y calentito para disfrutar de tu viaje, sobre todo si vas a caminar por las zonas boscosas que probablemente estén llenas de charcos y lugares resbaladizos.
- Lo primero que deberías tener es una buena camiseta interior térmica y ajustada a tu cuerpo para conservar bien el calor, igual que unos pantalones de montaña (térmicos y mejor si son impermeables) y unas buenas botas, cómodas, cálidas, aptas para caminar durante horas y, sobre todo, resistentes al agua. Mojarte los pies y llevarlos empapados durante horas hará que, además de estar incómodo, cojas un resfriado de 2 semanas con fiebre.
- No te recomiendo en absoluto ir con demasiada ropa o que esta sea muy gruesa, porque es mejor vestirte con pocas capas ligeras (para regular tu temperatura fácilmente) pero efectivas. Es mejor que inviertas un poquito de dinero en buena ropa térmica interior y una buen chaqueta impermeable y sintética.
- Como último detalle, acuérdate de llevar unos calcetines gruesos, una braga para el cuello (mejor que una gran bufanda, pesada y posiblemente incómoda) y un buen gorro para que no se te caigan las orejas del frío.
Por otro lado te recomiendo que prepares el bolsillo. La media de precios por cada comida estaban en 20 libras, que piensa que son más de 20 euros por persona.
DÍA 1: de Madrid al parque natural “Loch Lomond & The Trossachs”
¿A qué hotel fui? ¿Es difícil comer vegano en Escocia?
Una de las cosas que tenía muy claras cuando estaba planeando y trazando la ruta de mi viaje vegano por Escocia era que quería hacerlo en coche. Los que me conocéis ya sabéis que amo viajar en coche casi más que en cualquier otro medio, hace multiplicar por 4 la sensación de libertad que ya siento per se. Solo teníamos 2 días y medio, así que si algo quería era tener toda la autonomía posible para exprimir al máximo cada minuto.
A las 8 y media de la mañana del día 5 de Febrero cogimos el avión hacia Edimburgo. Después de recoger el coche alquilado (por si os interesa, era la compañía Avis situada en el mismo aeropuerto. Algo muy guay es que ofrecen un servicio WiFi en sus coches) pusimos ruta directamente hasta el parque natural más cercano al aeropuerto: El parque natural “Loch Lomond & The Trossachs”. Está claro… Si viajé hasta Escocia no era solo para ver ciudad, y es que creo que la parte más boscosa de Escocia es una visita obligatoria.
Después de mirar el mapa y calcular las horas de recorrido, encontré la opción más razonable para tan pocos días. La zona que decidí vistar fue Rowardennan, una pequeña zona rural en la parte sur del parque natural, que además de parecer un lugar sacado de un cuento, está a menos de 2 horas del aeropuerto de Edimburgo, por lo que es una opción viable y muy muy recomendada si lo que quieres es sumergirte en la naturaleza escocesa.
Durante el camino encontramos una pequeña tienda de comida. Allí había diversos productos aptos para vegetarianos y para veganos; mantequilla de cacahuete, panes tradicional sin lácteos, pan de patata, patatas fritas, zumos, algunos snacks, frutas… El comer no fue un problema en absoluto.
Un hotel en medio del paraíso ¿Una mala experiencia?
El camino hacia allí (y como os traigo en el vídeo) empieza por autopista, pasa por una buena cantidad de pueblos pequeños, fríos y de casas bajas y termina en pequeñas carreteras con baches rodeadas de pura purísima naturaleza. Arboles altísimos, el lago Lomond a mi izquierda y un maravilloso olor a vegetación húmeda. Animales y más animales (encerrados y salvajes,…cómo no); caballos, cabras, carneros y las famosísimas y amadas por mi vacas del norte de Escocia, conocidas como Highland Cows.
Tuve la grandísima suerte de ver una en ese trayecto y si os soy sincera, casi salto del coche en marcha con tal de tocarle esa inmensa nariz. Pero por desgracia no pudimos parar y, lo que es peor: ¡No me dio tiempo a grabaroslo! Qué pena más grande, chic@s. Por eso si tenéis pensado ir, os recomiendo muy mucho que vayáis en busca de la fauna autóctona. Cuando más al norte vayas (inverness y su lago ness, por ejemplo) más probabilidades tendréis de encontrar una Highland Cow. ¡Y si la encontráis, enviadme una foto!
Continuando con el camino por fin llegamos al primer hotel que había reservado. Ese Hotel es el Rowardennan Hotel, una casa de tres plantas con una localización inmejorable. Hay diferentes tipos de habitación; yo elegí la habitación superior porque sabía que pagar un poquito más (un total de 60€, habitación doble y desayuno incluído) merecería la pena, aunque solo fuera por las vistas…Y así fue.
Chic@s, como veis en el vídeo, la habitación – en la segunda planta- tenía las mejores vistas que jamás he visto desde una ventana. Desde la cama podías ver el amanecer sobre las montañas del lago Lomond, y creo que eso es algo IMPAGABLE. Y si te asomabas un poco más… a la derecha veías un infinito bosque verde oscuro y naranja, acompañado de montañas de las que caía constantemente diferentes canales de agua.
La habitación era cómoda, común. Con el suelo enmoquetado (como toda habitación escocesa). Espaciosa, una cama gigante y comodísima y con televisión…¿Pero quién quiere una televisión teniendo todo eso fuera?
En cuanto a la comida, te lo van a poner muy fácil. En el hotel tienen un servicio de bar/restaurante con desayunos comidas y cenas. Y aquí tengo algo decepcionante que contaros, pero voy a ir por partes.
La comida vegana en el hotel
Hay que tener en cuenta que ese es un lugar bastante apartado de tiendas de comida, así que si estás allí y no quieres consumir en ese restaurante tendrás que llevarte tu propia comida. ¿Por qué os digo esto? La comida era buena, la gente amable, había muchas opciones vegetarianas y te las adaptaban a veganas si lo pedías. Pizzas sin queso, aritos de cebolla sin huevo, un plato de verduras, patatas fritas…
Justo cuando entramos en el bar se fue la luz. Estuvimos una hora alumbrados con falsas velas de led. Al cabo de una hora volvió y empezaron a prepararnos la comida. Y ahí fue cuando me quedé muy sorprendida. Cuando me empecé a fijar en las paredes encontré las peores cosas de las que puede estar rodeado una persona amante de los animales. Sí, exacto, había – si no recuerdo mal – al menos dos cabezas de animales colgadas de las paredes del restaurante. Muerta me quedé.
Si había elegido ese hotel era precisamente porque era el único en zona boscosa que no había visto animales encerrados en una granja o colgado de las paredes. Pero parece que encontrar eso en medio del Loch Lomond & The Trossachs es utópico. Así que es parte la dejo a vuestro criterio. Ahora que lo sabéis poder llevaros vuestra propia comida y comerla en medio del bosque, que además os saldrá más barato.
Al día siguiente durante el desayuno me dirigí al único bar que hay en la zona, perteneciente también al hotel – esta vez sin cabezas -. Las opciones veganas son varias; puedes pedir leche de soja, tienes cereales de maíz simples y zumo de naranja recién exprimido. Un desayuno completo y rápido, que ya habéis visto por Instagram.
Después del desayuno cogimos rumbo hacia Edimurgo, una ciudad que me encantó de mil maneras y que os cuento más abajo.
¿Qué ver en el Parque natural?
Hay tantas cosas que no sabría por dónde empezar. Es un lugar impresionante donde deberás otorgar mucho tiempo a cada rincón si quieres conocerlo y disfrutarlo al máximo. Nada más salir del hotel me encontraba con el lago Lomond, rodeado de montañas y bosques que hay que escrutar obligatoriamente.
Unas pequeñitas por en medio de los bosques con pequeños riachuelos, altos árboles de color naranja y un montón de pajaritos rechonchos Petirojos (¡mirad el vídeo!). Hay otras rutas más grandes que suben hasta el Ben Lomond, una montaña con vistas alucinantes que está bastante más al norte y que si tienes tiempo, deberías hacer.
EDIMBURGO
Después del desayuno nos dirigimos hacia la maravillosa ciudad de Edimburgo. Durante el trayecto la lluvia fue constante, pero la verdad es que eso tenía muchísimo encanto. Después de dejar las maletas en el segundo hotel (Pitbauchlie Hotel, del que no os voy a comentar demasiado porque no tenía ninguna opción vegana pese a que lo solicitamos) decidimos parar para tomar un café en alguna cafetería de la ciudad y aprovechar para tener algo de WiFi y acabar de planear el día. La verdad es que fue muy sencillo encontrar leche de soja.
Los mejores restaurantes veganos en Edimburgo
Como ya se acercaba la hora de comer, busqué el restaurante vegetariano/vegano más cercano gracias a la App Happy Cow (recomendadísima). Como nos encontrábamos dando vueltas por el centro de Edimburgo, el restaurante vegetariano más cercano era el
Henderson’s Restaurant, en el 94 Hangover St. Qué os puedo decir, chicos. Una comida buenísima, muchísima variedad vegana pese a ser vegetariano. Todo perfectamente etiquetado. Muchísima variedad de sabores en comidas y postres. Gente muy amable. Un precio… Bueno, normal para Reino Unido (más de 30 euros por cada 2 personas).
Mi recomendación: la hamburguesa de lentejas con patata dulce y el arroz con champiñones. En cuanto a los postres: compartí la tarta de chocolate y la Cherry Pie con nata de soja. Las dos son comerse el cielo a bocaditos. ¡Lo podéis ver en el vídeo!
Seguí haciendo ruta por las calles de Edimburgo hasta casi perderme por sus pequeños puestos de comida (¡con sus empanadillas de verduras!), sus calles de piedra y sus actuaciones en vivo y en directo. ¡Todo lo que vi os lo dejo abajo! Estos lugares están muy cerquita de los restaurantes veganos a los que fui, que casualmente estaban muy cerca y pertenecían a la misma cadena.
Continuando con las comidas veganas, a la hora de la cena fuimos al Henderson’s Bistro, un restaurante totalmente vegano con unos trabajadores de lo más amables. De entre toda la comida que había me decidí por un entrante con unas tostadas (avena, si no recuerdo mal) con paté de setas y olivas negras y otro paté de remolacha, una especie de rollito cubierto por bechamel vegana casera y una crêppe de nutella vegana. Vamos, lo que vienen siendo una cenita ligera. Quiero deciros que podría estar comiendo en ese restaurante el resto de mi vida. ¡TENÉIS QUE VISITARLO!No os arrepentiréis, os lo juro.
Los lugares que tienes que visitar en Edimburgo
Esta ciudad esconde lugares impresionantes. Sin duda creo que tienes que perderte por sus callejones para sentir la verdadera esencia de Edimburgo, pero si quieres conocer los lugares más turísticos tienes que visitar:
- Scott Monument: Fue uno de los monumentos con los que me choqué casualmente al empezar a andar por Edimburgo. Es una construcción estilo gótica que mide más de 60 metros de altura. ¡Wow! Puedes verlo perfectamente pasando por la Princes, y además estarás muy muy cerquita un par de restaurantes vegetarianos/veganos.
- El castillo de Edimburgo: se encuentra en el mismísimo centro de la ciudad, en la “Castel Hill”. Desde arriba te llevas una maravillosa panorámica de toda la ciudad, así que aunque no quieras entrar (o no tengas tiempo) merece la pena, y no solo por ver el castillo. Si quieres entrar, tiene un precio de 16 libras por persona adulta.
- La catedral de St Giles: se encuentra a unos pocos minutos andando desde el Castillo de Edimburgo y es una construcción magnífica con una cúpula en forma de corona, inmensa y de visita obligatoria. Y más si eres fanático de la arquitectura. También se conoce como High Kirk.
- Calton Hill: y hablando de colinas… Esta es una colina situada al final de la calle Princess Street, a muy pocos minutos de uno de los restaurantes veganos que os recomiendo. Hay unas construcciones de piedra muy antiguas e interesantes de conocer. Además, te llevarás más vistas impresionantes tanto de la ciudad como de sus monumentos y las zonas cercanas. Eso y la compañía de muchos pájaros negros (cuervos, quizás). Muy cerquita tienes la galería de arte.
- Cementerio GreyFriars: Vale. Puede que visitar un cementerio no esté entre tus intereses más inmediatos, pero todos sabemos que los cementerios de Reino Unido son ligeramente diferentes a los que conocemos aquí en España,, básicamente por su vegetación. Es un cementerio que hace un pequeño homenaje en su entrada un perro, Bobby, que acompañó la tumba de su humano durante mucho tiempo. Irónicamente la entrada de los perros está actualmente prohibida. Muy cerca de aquí está también la universidad de Edimburgo…¡Échale un vistazo! Son dignas de ver.
- HolyRood Park: Si tienes aún más ganas de ver naturaleza y animales, pásate por este parque. Me lo recomendaron muchísimo pero por desgracia a mi no me dio tiempo a visitarlo.
Esto es lo que yo hice en poco más de 48 horas en Edimburgo. Así que por poco tiempo que tengas…¡No es excusa! Organízate bien y disfruta al máximo de tu viaje. No te arrepentirás de viajar a Escocia, CRÉEME. A mi me ha enamorado y confío volver muy pronto para poder llegar a exprimir todo lo que Escocia tiene. Ahora, de momento… A por el siguiente viaje.