Una vegana en Roma: nuestro viaje por la ciudad del arte

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Roma, la ciudad eterna. La ciudad que vio nacer las primeras grandes metrópolis y que hoy resta como la ciudad con más bienes históricos y arquitectónicos del mundo. El paraíso de los amantes de la historia y del arte.

Es una ciudad cultural, leída, castigada y bendecida por la historia, es una ciudad de calles empedradas, de curiosidades arquitectónicas, de influencias, de riqueza y de pobreza, de contraste. Pocas ciudades pueden presumir de la riqueza cultural que tiene Roma.

Roma es esa ciudad que todos estamos obligados a visitar, al menos, una vez en la vida, sea antes o después. Aunque decir que ‘fuiste por obligación cultural’ le restaría demasiada magia. Mejor digamos que Roma es esa ciudad que te atrae hacia sus calles, al menos, una vez en la vida.

Antes de continuar, os dejo el vlog del viaje a Roma que subí a Instagram TV ¡Hecho con mucho cariño y al detalle!

Aquí veréis un vídeo resumen de todo lo que os cuento a continuación. Lo que vimos, los restaurantes veganos que probamos… Eso sí, si vas a viajar a Roma, te recomiendo que además de ver el vídeo, leas con cariño los siguientes párrafos, porque aquí encontrarás muchos detalles e información concreta que en el vídeo no.

Nuestro viaje por Roma: qué ver, dónde comer…

La grandeza de Roma es tal, que podrías pasar días y días en ella y nunca llegarías a visitarlo todo, pero he de reconocer que nuestros 2 días y medio de viaje por Roma nos sirvieron para impregnarnos de su cultura lo suficiente. Eso sí, si viajas a Roma con la pretensión de sumergirte en ella tienes que saberlo: es una ciudad para caminar muchos kilómetros. Nosotros hicimos +80km en 2 días y medio.

Aunque las atracciones principales están, más o menos, ubicadas cerca: La fontana di Trevi, el Panteón, el ‘Pastel de bodas’, la Plaza de España… Hay decenas de lugares también icónicos que no te puedes perder: el Coliseo, los foros Romanos, el Vaticano, el barrio Trastevere, las vistas panorámicas desde el Giardino degli Aranci… Pero mejor vayamos por partes.

¿Cómo organizamos el viaje? Consejos previos

Lo voy a decir ya: Roma es un destino caro. Muy caro. Caro como una cerveza por 6€. Así que para que para poder disfrutar del destino al máximo os recomiendo hacer lo que hicimos nosotros: preparar tu viaje a Roma con 2 o 3 meses de antelación. Nosotros, en noviembre compramos los billetes. En Diciembre buscamos las estancias (más abajo os hablo de nuestro Airbnb) y en Enero compramos el acceso a las atracciones que queríamos ver, ya que en Roma la inmensa mayoría de lugares históricos son de pago (menos el Panteón, tuvimos que pagar por entrar a todos los sitios, y eso se nos llevó unos 100€ por más por persona).

Es muy recomendable comprar las entradas on-line porque os ahorraréis horas de cola. Comprarlas por internet supone 4€ más, pero ahorrarse 2 y 3 horas de cola lo merece. Especialmente cuando son sitios muy transitados como el Coliseo o el Vaticano. Si vais en temporada alta, aún más motivo.

Otro consejo que os voy a dar es que organicéis bien las visitas y las rutas que queréis hacer. Si queréis ver todo lo que nosotros vimos necesitaréis cuadrar los horarios porque hay lugares que tienen horarios un poco especiales, colas muy largas o días en que no abren. Así que decidid qué queréis ver y qué no y cread una ruta.

Por si os sirve de ayuda nosotros lo distribuimos de la siguiente manera:

Día 1 – Lunes: Fontana di Trevi – Panteón (exterior e interior) – Pastel de bodas – Columna de Trajano – Exterior de Foros Romanos – Exterior de Coliseo – Giardino degli Aranci (vistas panorámicas de la ciudad) – Trastevere – Paseo de vuelta de noche al airbnb.

Día 2 – Martes: Vaticano y museos Vaticanos (interior y exterior, a lo que le tendréis que dedicar toda una mañana)- restaurante Buddy – descanso y paseo por toda la ciudad de noche.

Día 3 – Miércoles hasta mediodía: Coliseo Romano (interior) – Foros Romanos (interior)- última visita al centro de la ciudad – tren hacia Florencia.

¿Dónde alojarse en Roma?

Cuanto antes cojas tu apartamento u hotel en Roma mejor, porque insisto, es un ciudad bastante cara. Casi siempre que viajamos nos alojamos en hoteles o apartamentos. En esta ocasión, en Roma decidimos alojarnos en un Airbnb que encontramos cerca de la estación.

El alojamiento lo podréis encontrar como ‘Casa a Roma’. No os voy a recomendar especialmente esa habitación porque no tenía absolutamente nada de especial. Cama doble, ventana a la calle y baño compartido. Suficiente. Estoy segura de que podréis encontrar algo mejor si miráis con antelación. Lo cogimos porque estaba cerca de la estación y era más cómodo a la hora de coger las maletas en dirección a nuestro siguiente destino, Florencia.

Recordad que si vais a mirar Airbnb, podéis usar mi código de descuento para que os descuenten 25€ de vuestra estancia. Eso podría ser fácilmente una noche gratis.

Yo os recomiendo que os busquéis un apartamento en el centro para ahorraros caminar de más, ya que como os decía, Roma es una ciudad en la que vas a caminar muchísimo. Nosotros nos encontrábamos a 20 minutos caminando del centro y ubicados en un barrio de extrarradio sin demasiado interés.

Nota: recuerda que tanto en hotel como en apartamento te cobrarán la ‘City tax’, que son 3,50€ por noche y persona. Siempre piden cobrarlo en efectivo. 

El viaje de Barcelona a Roma

A las 8 de la mañana salimos de Barcelona – El Prat hacia Roma-Fiumicino. El vuelo son menos de 2 horas, así que a las 10:55 de la mañana del 4 de Febrero aterrizamos en Termini.

Aeropuerto Barcelona el Prat
Vuelo de Barcelona a Roma

Allí hay 3 opciones para ir al centro: bus, que es un poco más barato: cuesta 5€/persona pero tarda 45 minutos. Luego está el tren, que por 8€ con escala te lleva al centro, o por 14€/persona te lleva directo y en solo 20 minutos. Esa fue la opción que nosotros cogimos.

Billete de Tren de Fiumicino a Termini
Snacks veganos para el viaje

Entre la ida al aeropuerto, el avión a Roma y de Roma al centro de la ciudad se nos fue toda una mañana. Así que otro consejo: llevad snacks y bebida encima si no queréis desfallecer.

Nuestro primer día en Roma: Fontana di Trevi, Panteón y paseos por la ciudad.

Cuando llegamos a Termini y dejamos las maletas en la habitación, fuimos directos al centro para pasear por los lugares más emblemáticos. Nos topamos de golpe con una gigantesca y elegante Fontana di Trevi menos masificada de lo que podría haber esperado. Todo sea dicho: íbamos con la ventaja de estar viajando por Roma entre semana.

Las previsiones de lluvia habían fallado. El sol estaba en lo alto, no se atisbaba ni una nube. El ambiente era algo más caluroso de lo que habíamos previsto para un febrero de 2019. Bajamos las escaleras de la fuente y nos dedicamos a contemplar los 40 metros de fuente entre gente que se fotografiaba, se besaba y gente que tiraba monedas, por aquello que dicen que tirar monedas a la fuente te traerá suerte, amor, un matrimonio o un divorcio. Como curiosidad: se estima que cada día se tiran unos 3000€ en monedas. “Que me las tiren a mi”, pensé.

Fontana di Trevi, Roma

Lo leí, me lo dijeron y ahora yo os lo confirmo: Roma es una ciudad que hay que descubrir dos veces: una de día y otra de noche. Por eso no podéis dejar de visitar la Fontana di Trevi por la noche también. Es simplemente espectacular.

Llegó el mediodía, así que aprovechamos el camino hacia el Panteón de Agripa para coger algunas Pizzas veganas para llevar y comer por el camino. Teníamos tantas ganas de conocer y pasear por la ciudad que no queríamos encerrarnos en un restaurante. La Fontana di Trevi se encuentra a menos de 10 minutos a pie del Panteón de Agripa, y por el camino encontrarás el take away ‘Pizzarius’, con 3 opciones veganas de pizzas y focaccias que vende a 20€ el Kg. Hay pizzerías mucho más baratas, pero ten en cuenta que ahí también estás pagando el lugar.

Roma es una ciudad que hay que descubrir dos veces: una de día y otra de noche. Por eso no podéis dejar de visitar la Fontana di Trevi de noche. Es simplemente espectacular.

Cogimos nuestra caja de pizzas veganas y nos fuimos a la ‘Plaza de la rotonda’, donde se encuentra el Panetón de Agripa. Allí nos sentamos a comer con uno de los templos más antiguos de la ciudad como paisaje.

Pizzas veganas de ‘Pizzarius’ en Roma

Después de comer, un recorrido cultural por Roma

El Panteón de Agripa es un Templo dedicado ‘a todos los dioses’. Cuando atravesamos la columnata, ya notamos que la cantidad de turistas era mucho mayor que antes. Nos percatamos de que los guardias de seguridad no nos pedían la entrada, y es que la entrada es gratuita, aunque existen audioguías por 5€. Nosotros nos confundimos y pensamos que eso era la entrada. Que no os pase lo mismo. El recorrido lo podéis hacer en 20 minutos, merece muchísimo la pena. Dentro podréis observar la cúpula del templo y una curiosidad que se me quedó grabada: la cúpula tiene una abertura en la parte superior que permite que entre luz natural, pero también lluvia. Por eso, su suelo tiene unos 20 agujeros para filtrar agua. Curioso, ¿no?

Panteón de Agripa, Roma.

Del Panteón de Agripa nos dirigimos caminando a lo que se conoce como ‘Pastel de bodas’ (nombre dado por su estructura similar a un pastel) o el ‘Monumento a Vittorio Emmanuel II‘. Un monumento conmemorativo terminado de construir durante la dictadura de Mussolini. La primera imagen que tuve del lugar fue la gigantesca bandera italiana ondeando. La segunda, las enormes estatuas en lo alto del pastel. Subimos las escaleras para curiosear la zona, pero no llegamos a entrar.

Pastel de bodas, monumento a Vittorio Emmanuele II

Y como os decía, en Roma casi todos los lugares emblemáticos están cerca. Justo al lado del monumento nos encontramos con la ‘Columna de Trajano’, una columna de 30 metros adornada con un bajo relieve que relata las victorias del emperador Trajano. Detrás de ella podrás ver una preciosa extensión verde que aún mantiene algunas ruinas. Esa extensión se conoce como los ‘Foros Romanos’, un antiguo centro de reunión que antiguamente reunía comercios, negocios y prostitución.

Columna de Trajano, Roma

Dónde ver atardecer en Roma y un barrio alternativo: el Trastévere

Comenzó a atardecer sobre las 5 y media de la tarde, cuando nos estábamos acercando a ver el Coliseo desde fuera. El Coliseo es una de esas construcciones que hay que apreciar con diferentes luces: de día, al atardecer y al anochecer, para quedarse embobado con la fantástica y suave iluminación que brota de entre sus arcos.

Si queréis tener una buena perspectiva del Coliseo, no lo observéis desde la calle que pasa por él -que demás está en obras y parece que lo estará por un largo tiempo- subid las escaleras que encontraréis justo en frente y sentaros en los muros que se encuentran detrás de los árboles. Desde un poco más lejos y en alto es mucho mejor. Desde allí es donde se hacen la inmensa mayoría de fotos.

Coliseo Romano al atardecer.

Panorámica de Roma: Giardino degli Aranci

Como la caída del sol nos cogió por el Coliseo, decidimos subir a disfrutarlo desde uno de los lugares más altos de la ciudad:  el Giardino degli Aranci. A tan solo 20 minutos caminando, se encuentra ese jardín en lo alto de la ciudad y ofrece una preciosa panorámica desde la que podrás ver el barrio Trastévere, el Vaticano y el río Tíber. El acceso es gratuito y por eso suele estar bastante masificado, especialmente en fin de semana.

Eso sí, si subís en invierno tened en cuenta que es lugar de mucho viento en invierno, así que si no queréis salir corriendo de allí, id bien abrigados.

Nos sentamos con prudencia en el borde de la pared que nos separaba de la caída. Allí nos refugiamos en nuestras bufandas mientras observábamos como el atardecer tintaba parcialmente el cielo de roma. Cuando más caía el sol, más se iluminaba Roma, dejándonos entrever lo que sería esta ciudad por la noche. Una nube muy suave cubría el camino que recorría el tíber. Se escuchaba el rugir del viento, el movimiento de los coches sobre la carretera.

Giardino degli Aranci, Roma. Panorámica de la ciudad.

Bajando del jardín aún nos pareció que era pronto para volver. Había muchísimos rincones de la ciudad por explorar, al fin y al cabo, solo habíamos estado en las zonas más turísticas. Hicimos caso de una recomendación que nos hicieron: visitar el barrio Trastévere, un barrio joven que derrocha encanto por la noche.

El trastévere: un barrio con encanto bohemio

El barrio Trastévere se encuentra al otro lado del río Tíber. Nosotros queríamos cerrar la noche tomando algo por allí, así que miré en Happy Cow y encontré una cafetería con opciones veganas llamada ‘Café Trastévere’. El barrio es bastante diferente al centro de Roma. Algo más bohemio, joven, nocturno, con algunas pequeñas casas que adornan las esquinas de las calles empedradas. También nos pareció encontrar algunas pizzerías más baratas.

Río Tíber, Roma.

El Trastévere es bastante diferente al centro de Roma. Algo más bohemio, joven, nocturno, con algunas pequeñas casas que adornan las esquinas de las calles empedradas.

Después de callejear por algunas calles estrechas y poco iluminadas, llegamos a una calle principal, guiados por mi propio mapa. Dimos con la cafetería Trastévere, situada en la Viale di Trastévere 50. Allí nos topamos con una esquina iluminada, una cafetería pequeña que presumía en su gigante cartel de opciones veganas. Después de un buen rato de frío y viento, la oferta de un café caliente me pareció irrechazable.

Café Trastevere, Roma. Opciones veganas.

La cafetería era bastante pequeña y con un aspecto tierno y acogedor de extrarradio. Aunque llegamos bastante tarde y a punto de cerrar, la cafetería aún nos tenía guardados un par de bollos veganos y un par de cafés con leche de soja. Por un total de 6,40€, que para ser Roma está bastante bien de precio.

Entrada Relacionada
Opciones veganas en Roma, Café Trastévere
Bollería vegana en Café Trastévere

Si os acercáis a la cafetería no perdáis la oportunidad de dar un gran paseo por los callejones del Trastévere. Hay muchos pequeños bares iluminados y decorados con gusto que te harán sentir ganas de sentarte en cada uno de ellos. Allí encontraréis también pequeños restaurantes y sus rincones mágicos para tomaros algún vino. Eso sí, los vinos rondan los 12€.

Después de algún paseo, decidimos deshacer camino porque al día siguiente habíamos organizado la visita al Vaticano. Aún nos quedaba casi 1h de vuelta a la habitación, así que decidimos aprovecharlo para volver a pasar por el Panteón y la Fontana di Trevi de noche. Como os digo, Roma son dos ciudades, una de día y otra de noche.

Día 2: La ciudad del Vaticano, Museos Vaticanos y un intento de estafa.

El segundo día nos despertamos sobre las 7 de la mañana porque ya habíamos leído que al Vaticano hay que dedicarle, al menos, una mañana. Nuestra habitación estaba exactamente a una hora andando del Vaticano, en la otra punta de la ciudad. Así que salimos sobre las 8 de la mañana, y haciendo una pequeña parada para un café con leche de soja para llevar, nos dejamos llevar por las calles recién amanecidas de Roma.

Café con leche de soja, Roma
Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano.

El tiempo y la temperatura nos acompañó igual que lo hizo el día anterior. Eran las 8 de la mañana y el sol ya apretaba más de lo normal cuando llegamos a la Plaza de San Pedro, la famosa plaza del Vaticano rodeada de 284 columnas de 16 metros de altura que abrazan el obelisco central.

Pasamos el arco de seguridad para acceder a la Basílica de San Pedro, un poco confundidos pensando que era también el acceso a los museos Vaticanos, pero no. Los museos Vaticanos están a, más o menos, 1km, dejando la plaza a tu izquierda. Las colas eran bastante generosas para ser tan temprano, así que si tenéis pensado ir al Vaticano, preocuparos por madrugar.

Igualmente, la basílica de San Pedro es una visita imprescindible. Dentro del templo católico se encuentran obras de Miguel Ángel (La piedad) y el impresionante ‘Baldaquino de San Pedro’ diseñado por Bernini. Aunque tuve la suerte de visitar la ciudad con un historiador del arte, la belleza de sus obras te arrastra a un terrible Síndrome de Stendhal.

La piedad de Miguel Ángel, en la Basílica de San Pedro.

La entrada a la Basílica de San Pedro es gratuita, pero si quieres acceder a la cúpula para ver las vistas panorámicas de la ciudad tendrás que pagar 8€ o 10€, en función de si subes andando o en ascensor. Sea como sea, algo importante a tener en cuenta: subiendo en ascensor te ahorras unas cuántas escaleras, pero no te lleva directamente a la parte alta de la cúpula.

Y algo más importante aún: si eres claustrofóbico tengo que avisarte que hay partes muy estrechas en el acceso a la cúpula de la basílica de San Pedro. Yo lo soy, y mucho, y aunque pude hacerlo sin ansiedad, os recomiendo que si sois claustrofóbicos subáis lentamente (para no acelerar la respiración y propiciar el ataque de ansiedad), acompañados de una persona que sepa como actuar en caso de ataque de claustrofóbia y, sobre todo, en horas bajas y preferentemente entre semana, cuando menos gente hay.

Baldaquino de San Pedro, Bernini. Basílica de San Pedro.
Cúpula de la Basílica de San Pedro.

La inmensa mayoría de cúpulas, campanarios y accesos a partes altas de catedrales son así, aunque las hay más estrechas que otras. Algunas tienen pequeños ventanales, otros no. Así que mucha precaución. Os recomiendo que antes visualicéis vídeos y leáis otras experiencias como hice yo.

Si eres claustrofóbico tengo que avisarte que hay partes muy estrechas en el acceso a la cúpula de la basílica de San Pedro.

Desde la parte alta de la cúpula hay unas vistas espectaculares de la ciudad del Vaticano y el resto de Roma.

Plaza de San Pedro, ciudad del Vaticano.

Dejamos la Basílica de San Pedro atrás y nos dirigimos al museo del Vaticano. Eran las 11 de la mañana y las colas de entrada eran inmensas, pero tuvimos suerte de que fluyesen rápido. Las entradas para el Vaticano nos costaron unos 30€/ persona, incluyendo todas las exposiciones fijas y temporales museos Vaticanos y la capilla sixtina. Cuando vayáis a ir tenéis que tener en cuenta que no os dejarán acceder con rodillas y hombros destapados, algo que no supondrá un problema en invierno, pero si vais en verano llevad algo para cubriros.

Cuando vayáis a ir tenéis que tener en cuenta que no os dejarán acceder con rodillas y hombros destapados, algo que no supondrá un problema en invierno, pero si vais en verano llevad algo para cubriros.

Cuidado con las estafas en la puerta de los Museos Vaticanos

Nos dirigimos hacia la entrada y un joven que estaba gestionando la cola con un chaleco de información nos detuvo para pedirnos los tickets. Se los entregamos y nos dijo que no podíamos acceder, porque en nuestra entrada ponía era para las 9:30h de la mañana, y que teníamos que comprar un tour para poder entrar. Que el Vaticano era muy estricto con los horarios y solo daba un máximo de 1 hora de margen. Nosotros nos quedamos con cara de cuadro porque habíamos pagado 60€ para no poder acceder. Entonces él nos dijo que nos iba a hacer un favor, cosa que a mi me sonó muy sospechoso. Es la típica frase de la que siempre desconfío cuando me la dice un desconocido.

El caso es que nos llevó a un local a un par de manzanas de la entrada. Era un local que vendían guías turísticas en grupo: se llamaba algo así como Tramuntana Travel o similar. Nos dijo que si comprábamos dos tickets para acceder con su guía podríamos entrar porque no nos pedirían nuestra entrada, si no que entraríamos con la entrada del guía. Que nos haría el favor de vendérnoslo a precio de niño para que nos saliese más barato. Segunda cosa extremadamente sospechosa.

Se los entregamos y nos dijo que no podíamos acceder, porque en nuestra entrada ponía era para las 9:30h de la mañana, y que teníamos que comprar un tour para poder entrar.

El caso es que como no nos dejaban acceder los Museos Vaticanos, al final optamos por comprar esos malditos tours y entrar, aunque no podía evitar estar cabreada y extrañada por todo lo que estaba sucediendo. Una vez dentro, separarnos e ir a nuestro ritmo. Habíamos llegado hasta allí y no iban a ser 34€ lo que nos iban a impedir seguir disfrutando del viaje. Compramos el tour y accedimos a los museos Vaticanos. Como seguía sin creerme nada, aproveché que estábamos dentro para acercarme al mostrador que hay en la entrada del museo y preguntarte a una de las trabajadoras si había problema por la hora de nuestra entrada. Nos dijo que no, que podíamos acceder sin problema. Insistí en preguntarle y le comenté lo que nos había pasado. Ella incluso intercambió palabras con compañeros pero no, nos confirmó que no había problema y que nunca lo había habido.

Os podéis imaginar el cabreo que subió de mis vísceras a mi cabeza cuando confirmé mis sospechas. Así que me giré, fui directa al guía y le dije que me iba directa a la oficina a que me devolviesen el dinero. Que nos habían engañado y no pensaba tolerarlo.

Salimos del Vaticano y fui directa al local. Creo que del cabreo que llevaba hice el recorrido en la mitad de tiempo. Llegué allí y tuve la suerte de que hubiese dos clientas allí esperando y que eso supusiera una presión extra para la chica que nos atendía. Me puse en la mesa de la mujer que nos vendió las entradas y le reclamé el dinero, contándole que su compañero nos había mentido. Sin eufemismos. Ella, sin saber qué decirnos exactamente, al final acabó argumentando que nos habían mentido en el Vaticano, que a veces cambian sus protocolos (cosa que contradecía ya lo que su compañero nos dijo, aquello de que el Vaticano siempre era muy estricto con el horario).

Al final conseguí que nos devolviese el dinero y volvimos a los museos Vaticanos, para seguir con nuestra ruta.

El museo Vaticano, una de las mayores colección de arte del mundo


Los Museos Vaticanos nacen de una colección privada del papa Julio II
, que fue creciendo gracias a las aportaciones de otros papas. El museo consta de diferentes salas y exposiciones temáticas, y os recomiendo que prioricéis las exposiciones que más os interesen, ya que si no podríais echar el día entero y al final no acabar apreciando las obras.

Exposición de los Museos Vaticanos
Museos Vaticanos

Cuando nosotros llegamos había una exposición (diría que temporal) Egipcia en el que pudimos ver faraones, momias y diferentes obras del antiguo egipto, muy interesante y muy recomendable. De hecho, es una de las épocas que más curiosidad me despierta. Pero nuestro objetivo eran algunas de las obras más conocidas que se guardan bajo los techos de los Museos Vaticanos: el Lacoonte y sus hijos: una escultura de mármol blanco que representa la muerte del sacerdote Lacoonte, castigado a morir por serpientes junto con sus hijos, el Apolo de Belvedere: la representación en mármol del dios Apolo, la Escuela de Atenas de Rafael: una pintura en la que se recrea una sala en la que se encontrarían los filósofos, matemáticos y científicos más importantes de la época y la Creación de Adán de Miguel Ángel, formando parte de las pinturas que componen la Capilla Sixtina.

El Lacoonte y sus hijos, Museos Vaticanos
Detalles de los techos de los Museos Vaticanos

La Capilla Sixtina es la estancia más conocida del los museos Vaticanos. En ella se pueden observar algunos de los frescos más conocidos de Miguel Ángel.

Este es uno de los viajes en los que más he aprendido de historia, y os aseguro que si vais a las exposiciones habiendo leído previamente sobre el origen de cada una se tornará un viaje apasionante. Procurad aprovechar al máximo a sumersión cultural que supone acceder a una de las mayores colecciones de arte del mundo.

Techo de la Capilla Sixtina.

Como os digo, yo tuve la suerte de ir con una persona cuyos conocimientos sobre la historia del arte son extensísimos, pero si no, al menos procurad llevar algunos apuntes o algunas anotaciones sobre el autor o la historia de la obra en el móvil.

Procurad aprovechar al máximo a sumersión cultural que supone acceder a una de las mayores colecciones de arte del mundo.

Probando auténtica pasta Italiana, pero en versión Vegana

Cuando salimos del Vaticano estábamos bastante cansados, porque creedme que tiene muchísimas cosas que ver. Así que decidimos ir a comer algo. La noche anterior habíamos visto un restaurante más o menos céntrico que tenía opciones veganas, así que fuimos hacia allá.

El restaurante se llama Buddy, ubicado en el Corso Vittorio Emanuele II, 107A. En su menú tiene pizzas con queso vegano, pasta, hamburguesas y diversos platos veganos indicados como tal. La decoración interna es preciosa. Un ambiente luminoso, decorado en madera blanca y con plantas. El precio era más o menos el habitual: 30€ por dos personas.

Restaurante con opciones veganas en Roma: Buddy
Restaurante con opciones veganas en Roma: Buddy

Realmente todas las opciones se veían elaboradas y debían ser increíbles, pero como ya llevaba un día y medio alimentándome a base de pizza, me decanté por un plato de pasta con seitán. La pasta estaba increíble, aunque la salsa no me pareció nada especial. En general no estaba nada mal, aunque creo que debían tener opciones mejores. ¡Me quedé con las ganas de probar su pizza margarita vegana!

El resto del día lo dedicamos a descansar un par de horas y volver a pasear por la ciudad al atardecer y anochecer. Al día siguiente teníamos que visitar el Coliseo muy temprano y dejarlo todo listo para coger nuestro tren a Florencia.

Día 3: últimas horas en Roma visitando el Coliseo y los foros Romanos

Nuestro último día en Roma lo dedicamos al Coliseo, el icono por excelencia de la ciudad de Roma. La entrada al Coliseo, si no recuerdo mal, nos costó entre 16€ y 18€ por persona, dándonos acceso a la primera y segunda planta, pero no a la parte baja. A esa parte se accede mediante ascensor y con otro tipo de entrada.

Coliseo Romano visto desde fuera.
Interior del Coliseo Romano

Cuando llegamos ya había una generosa cola. Por suerte sólo tuvimos que hacer la de entrada, ya que la de compra de entradas nos las saltamos por haber comprado nuestra entrada on-line. ¡Por eso os lo recomendé al principio del post!

Es necesario saber algunas curiosidades y funciones generales del Coliseo para poder entender lo que estás viendo cuando entras. No es solo un conjunto de piedras apiladas. En el Coliseo se realizaban batallas a vida o muerte entre gladiadores y animales, así como recreaciones teatrales de batallas entre barcos. Para ello, a veces la arena se llenaba de agua.

El Coliseo ha sufrido muchos daños materiales debido a los picapedreros y terremotos, por eso en ocasiones cuesta reconocer las partes. Es muy importante acceder al coliseo sabiendo reconocer qué era exactamente cada cosa: los vomitorios, las gradas, las puertas por donde salían los animales y gladiadores… En Internet puedes encontrar muchísimos vídeos e información. De hecho, en mi video vlog de nuestro viaje por Roma de Instagram TV cuento un poquito.

Fotografías INSTAX en Roma
Foros romanos, antigua zona de encuentro en Roma

La entrada al Coliseo es la misma que para los Foros Romanos, así que dimos un paseo de 10 minutos por la zona, ya que los foros romanos se encuentran justo delante del Coliseo. Los foros romanos son los antiguos puntos de encuentro, como os comentaba antes. Ahora, quedan algunas ruinas que han dejado los terremotos y mucha vegetación. Es impresionante pasear por un lugar en el que sabes que hace cientos de años se comerciaba.

Último helado vegano en Roma… ¡Nos vamos a Florecia!

Al salir del coliseo nos tomamos nuestro último helado. Todas las heladerías en las que entré tienen algún helado vegano, pero muchos de ellos tienen los mismos: dos o tres sabores de frutas típicos que no llevan leche ni huevo. Pero en la heladería’La Nazionale’, ubicada en la Vía Nazionale número 207, había una sección entera de sabores veganos e incluso conos de galleta aptos.

La heladería estaba decorada en colores azul intenso y azul pastel. Tenían bastantes opciones veganas, las alergias están indicadas en pequeños carteles blancos clavados en cada helado. Yo pedí una tarrina de tres sabores y, aunque no recuerdo el precio, tampoco lo recuerdo especialmente caro.

Nos sentamos a conversar acrca de las impresiones del viaje mientras disfrutábamos del helado. Comer un helado con un gorro y cuello alto es algo que solo puedes hacer en Italia.

Helados veganos en Roma
Heladería con opciones veganas en Roma
Helado vegano en la heladería La Nazionale
Helados veganos en Roma

Ya empezamos a sentir esa melancolía por abandonar la preciosa Roma. Pero lo bueno es que la realidad era que nos encontrábamos a mitad de viaje. Nuestra siguiente parada era Florencia. En apenas unas horas teníamos que recuperar nuestras maletas en el apartamento y dirigirnos a la estación de trenes para coger el tren de larga distancia que nos llevaría a mi amada Florencia. Cuando planeé el viaje, lo hice comprando con antelación unos billetes de tren en la página de Trenitalia. Por unos 40€ / persona y 1h30 min de tren.

Así pues, después de un último paseo hasta el hotel, cogimos las maletas y pusimos rumbo a la segunda parte del viaje. Llegamos a la estación de trenes Termini con las maletas. Faltan 20 minutos para que salga nuestro tren a Florencia y nos damos cuenta de que estamos en la estación equivocada. No era Termini, era Roma Tiburtina. El viaje aún no ha acabado.

Continúa leyendo esta historia en el post de Florencia .

Jenny: Barcelonesa viviendo, por ahora, en Valencia. Autora del libro 'Vive Vegano'. Aprendiendo a cocinar y trabajando cada día para difundir el veganismo. Muy enamorada de mis perros, por eso viajar es la segunda cosa que más me gusta de esta vida.

Ver comentarios (1)

  • Sin duda usaré esta guía si voy a Rima. Me ha encantado. Y las sugetencias veganas alivian un montón las búsquedas infructuosas.
    ¡Gracias Jenny!

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